Estoy
oxidado
como aquella espada
que yace en un almacén abandonado,
esperando un Daimio o un Shōgun que la empuñe
sin tener vida propia ni afuero
por una existencia noble.
Solo me regocija saber
que el filo de otras
espadas será la caída
de otras existencias
fútiles de este
desdeñoso
mundo.
Duraham Lapitp
proyectosbucaramanga@hotmail.com
Colombia
Responder